sábado, 17 de noviembre de 2012

MANEJO DE LA CONDUCTA EN CASA


Las relaciones entre padres e hijos son únicas e intensas. Por lo general, las familias son felices cuando padres e hijos saben relacionarse y comunicarse de manera afectuosa y positiva, cuando los padres se sienten capaces de ayudar a que sus hijos se comporten bien, y cuando los hijos pueden expresar sus emociones y tener una conducta adecuada.   
Las mayores dificultades surgen cuando los padres no saben cómo manejar la conducta de sus hijos de manera eficaz. La conducta oposicionista y desafiante es frecuente entre los niños pequeños, entre los más grandes y los adolescentes. Este tipo de comportamiento solo constituye un problema cuando interfiere en el funcionamiento general diario en la casa y en la escuela, con los compañeros o con otros adultos.
Los problemas de conducta son la principal razón por la que los niños son remitidos a organismos de salud mental. La mala conducta en niños suele estar relacionada con ambientes familiares de mucha tensión o conflictos de vida. Los niños con problemas de comportamiento también pueden afectar negativamente la salud emocional de sus padres. Las investigaciones, por ejemplo, han determinado que las madres de niños remitidos por mala conducta comunican estados depresivos con más frecuencia que otras madres. La existencia de estos problemas en la niñez tiene una marcada relación con futuras dificultades psicológicas, sociales y ocupacionales, y la delincuencia. En vista de estos efectos a largo plazo, la intervención temprana es muy importante. 
¿Qué podemos hacer como padres?
Tener una buena relación es fundamental y necesario para acrecentar su habilidad para manejar la conducta de su hijo y ayudarlo a aprender a controlar sus emociones. A continuación, encontrará algunos consejos que lo ayudarán a mejorar la relación con su hijo.
   Pase tiempo con su hijo a diario compartiendo actividades divertidas, por ejemplo jugando con los juguetes y leyendo.
Preste atención a las conductas positivas de su hijo describiendo lo que está haciendo y elogiando sus actos toda vez que sea posible. En caso de niños más grandes, comparta una actividad que ellos hayan elegido y hable con ellos. Escuche lo que dice su hijo con atención, sin corregir ni criticar.  
   Elogie a su hijo a menudo toda vez que muestre conductas adecuadas. Sea concreto. Puede elogiar a su hijo diciendo cosas como: “Hijo, me gusta mucho la forma en que compartes todo con tu hermana” o “Hija, estoy contenta de que hayas hecho tu cama como te lo pedí.”
   Ignore los episodios menores de mala conducta para llamar la atención, como el lloriqueo, ya que los niños suelen portarse mal para captar la atención de sus padres. No dar la atención que reclaman ya es suficiente castigo. Una vez que el niño deja de hacerlo y comienza a portarse mejor, cerciórese de prestar mucha atención a lo que está haciendo.
Esto es señal de que usted ignora intencionalmente las conductas que no quiere que tenga su hijo y que refuerza, con elogios, aquellas actitudes que sí quiere que tenga. Así, habrá más probabilidades de que su hijo se comporte adecuadamente y menos probabilidades de que tenga una conducta inadecuada.
   Comuníquele a su hijo expectativas concretas, como que siga sus indicaciones después de dos avisos, que comience la tarea escolar a las 5 de la tarde o que tome un baño antes de acostarse. A menudo, los niños se comportan mejor cuando saben qué se espera de ellos y cuando son recompensados por sus logros. Algunas recompensas son, por ejemplo, los elogios verbales y los no verbales como los abrazos y pequeños obsequios, como auto adhesivos, pequeños juguetes o tiempo extra en la computadora o para mirar televisión. Para los jóvenes y adolescentes, las recompensas pueden incluir acostarse más tarde los fines de semana, verse más con sus amigos o un aumento de la mensualidad.
   Tenga presente cómo y cuándo le da una orden o una instrucción a su hijo. Los jóvenes y adolescentes responden mejor cuando las órdenes son breves y directas, y cuando se dan en un tono de voz neutro o positivo. También piense en cuál es el momento oportuno para dar la orden. Por ejemplo: si su hijo está mirando un programa de televisión, espere a que haya una pausa, como los comerciales, para dar la orden. Además, asegúrese luego de elogiar a su hijo por haber cumplido la orden.

jueves, 22 de marzo de 2012

Construyendo un futuro ser.


Piense por un momento en cómo construir una casa. Primero que todo debe encontrar un terreno apto para la construcción; buscaríamos suelos estables, que no sean arenosos ni arcillosos. Debe planificar hacer su casa con materiales lo suficientemente resistentes y duraderos tal como el concreto reforzado. Sin embargo lo más importante sería que hiciera su casa sobre placas o “fundaciones” de concreto las cuales tienen la tarea más vital: sostener las columnas.
Una casa no se planifica a la ligera, probablemente tenga que invertir tiempo, dinero y otros recursos más para asegurarse de que a largo plazo su casa haya sido una excelente inversión que le garantice comodidad y seguridad.

Más o menos así es como sucede en nuestra vida. Como padres o madres jugamos un papel fundamental en la conformación de la personalidad de nuestros hijos e hijas. Muchos tratamos de buscar el momento ideal para traerlos al mundo, buscamos darles seguridad, que se formen sobre bases de valores, amor, espiritualidad. Que sean seguros para que puedan enfrentar la vida. La crianza de los hijos (as) no es tarea fácil, creo que será tarea de muchos años antes de que lleguen a ser autónomos.

Sin embargo, cómo hacerle frente a la adolescencia cuando se trae a cuestas experiencias tempranas marcadas de temor y dolor. Hay también características de personalidad, tendencias heredadas y adquiridas, residuos de dependencia y crueldad infantil que de pronto, al no estar sanas se manifiestan en la adolescencia.

Algunos estudios revelan que las conductas antisociales que florecen durante la etapa de la adolescencia pueden ser producto de una deprivación que el sujeto vivió durante su niñez; entre algunas causas citan: que la madre en un momento crítico se haya mostrado retraída o deprimida, cuando la familia se desintegró, historias de abandono; marcada porque antes de esta situación hubo una experiencia de bienestar y luego vino una interrupción después de la cual las cosas no volvieron a ser iguales. Entonces, este niño inconscientemente buscará que el mundo reconozca su “deuda” o busca que el mundo le restablezca lo que perdió.

Es importante señalar que no todos los adolescentes tienen historias de privación por lo que no deben etiquetarse como “antisociales problemáticos. Hay una “resistencia” normal que enfrenta el adolescente hacia el cumplimiento de la regla o de lo establecido. Por naturaleza ellos y ellas tienden a cuestionar las normas, pueden percibir que todo es injusto y que los adultos no respetamos sus derechos.
El problema podríamos verlo en aquel grupo de jóvenes que busca para identificarse grupos de individuos aislados, que son asiduos a conductas de riesgo y extremas, en donde los actos antisociales son vistos como formas de mostrar poder y una falsa seguridad.

Una de las preguntas que se hacen muchos padres y madres es la de porqué se aíslan. Algunos autores hablan que durante ésta etapa se presenta el “principio de aislamiento”. Este principio se basa en que el adolescente es en esencia un ser aislado y que a partir de este aislamiento, se iniciará un proceso que culminará en el establecimiento de relaciones y eventualmente en la sociabilización.

Una particularidad será el abandono parcial del aislamiento, para tratar de socializar en un grupo que comparta gustos idénticos y que si se les ataca pueden reaccionar fuertemente al ataque, pero que al desaparecer la persecución ellos vuelven a aislarse.

Sin embargo, hay casos en donde el aislamiento se convierte realmente en un problema, pues hay muchachos(as) que presentan tendencias a ensimismarse más durante esta época. Los sentimientos de inseguridad, inadecuación y la baja autoestima pueden hacer que la salida sea mediante conductas antisociales.

Estos y otros conflictos pueden presentar los y las adolescentes durante esta importante etapa.

Pero no todo es conflicto y problema. Me encantaría que me logre a acompañar en la próxima entrega en dónde conversaremos sobre cómo mantener relaciones afectivas, cercanas y sanas con nuestros adolescentes.

viernes, 3 de febrero de 2012

LO QUE NECESITAN LOS NIÑOS.


Los niños de hoy necesitan con desesperación padres que

…jueguen a tirar y agarrar la pelota, disfruten las reuniones de té o luchen porque el corazón de un niño está allí y partan a conquistarlo.

…rían hasta que les duela el vientre y las lágrimas caigan de sus ojos mientras en secreto crean profunda amistad y recuerdos que duren toda una vida.

…cometan errores pero considérenlos oportunidades maravillosas para aprender.

…coloquen en la agenda de su vida un concierto preescolar desafinado o un juego de pelota de niños de diez años, porque son de un infinito valor para aquellos que participan en ellos.

…amen en todo momento, porque el amor es un don dado libremente y no una recompensa por buenos servicios.

…escuchen mirando a los ojos y con ambos oídos, incluso cuando esto signifique arrodillarse sobre una rodilla.

…admitan cuando estén equivocados y trabajen para arreglar las cosas.

…escuchen de los necesitados y digan: ¡Hagamos algo para ayudarlos, ahora mismo! y activen un fuego incontrolable de generosidad y bondad.

…den el crédito a los demás y otorguen poder a los que impacten para que tengan éxito en todo lo que hagan.

…modelen el amor como acción, compromiso y verdad, incluso cuando duela porque crean que Dios puede obrar milagros aun en el corazón más duro.

…amen al Señor con todo su corazón, alma y mente, y sepan que el resto es solo detalles.

El corazón de cada niño late al ritmo del amor del padre.

Proverbios 22:6
Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

lunes, 23 de enero de 2012

La violencia en niños y adolescentes


Hay una gran preocupación por la incidencia del comportamiento violento entre niños y adolescentes. Este complejo y perturbador asunto necesita ser cuidadosamente entendido por padres, maestros y demás adultos.
Los niños acostumbran a mostrar comportamientos violentos desde bien pequeños. Los padres y otros adultos que presencian este tipo de comportamiento se preocupan por el niño, pero por lo general, “esperan que lo supere al crecer”. Hay que tomarse muy en serio el comportamiento violento de un niño, independientemente de la edad que tenga. No debemos minimizar el problema diciendo que “está pasando por una fase”.
La violencia en niños y adolescentes puede incluir una amplia gama de comportamientos: arrebatos de ira, agresiones físicas, peleas, amenazas o intentos de herir a otros, pensamientos homicidas, uso de armas de fuego, crueldad con los animales, encender fuegos, destrucción intencional de la propiedad, vandalismo, etc.
Factores que aumentan el riesgo de la violencia
Muchas investigaciones han llegado a la conclusión de que hay una combinación de factores que lleva a un aumento en el riesgo del comportamiento violento en niños y adolescentes. Estos factores incluyen:
• Comportamiento agresivo o violencia previa.
• Ser víctima de un abuso físico y/o sexual.
• Exposición a la violencia en el hogar.
• Factores genéticos (hereditarios de la familia).
• Exposición a la violencia en los medios de comunicación (televisión, radio, etc.).
• Uso de drogas y/o alcohol.
• Presencia de armas de fuego en casa.
• Combinación de factores de estrés socioeconómicos de la familia (pobreza, carencia de medios, etc.).
• Separación matrimonial, divorcio, padre/madre soltero, desempleo, falta de apoyo por parte de la familia, etc.
• Daño cerebral debido a heridas en la cabeza.
¿Cuáles son las “señales de alerta” de la violencia infantil?
Los niños que presentan el siguiente tipo de comportamiento deben ser cuidadosamente evaluados y los padres y maestros tienen que tener cuidado de no minimizar este tipo de comportamientos:
• Ira intensa.
• Ataques de furia o pataletas.
• Irritabilidad extrema.
• Impulsividad extrema.
• Frustración fácil.
¿Qué se debe de hacer si el niño muestra un comportamiento violento?
Cuando un padre u otro adulto se preocupa por el comportamiento de su hijo, tiene que seguir los pasos necesarios para llevar al niño a que se le haga una evaluación completa y comprensiva por un profesional de salud mental cualificado. El tratamiento a tiempo por parte de un profesional puede ayudar y tiene como objetivos ayudar al niño a controlar su ira, expresar su frustración y su enfado de manera apropiada, asumir responsabilidades por sus acciones y aceptar las consecuencias. Además, se tienen que tratar los posibles conflictos familiares, escolares y demás.
¿Se puede prevenir el comportamiento violento infantil?
Las diversas investigaciones demuestran que la mayor parte del comportamiento violento se puede reducir o impedir si se reducen o eliminan los factores de riesgo enumerados arriba. Lo más importante es que se reduzca al máximo la exposición del niño o adolescente a la violencia en el hogar, la comunidad y los medios de comunicación. Es evidente que la violencia genera violencia. Para reducir o prevenir el comportamiento violento se pueden utilizar las siguientes estrategias:
• Prevención del abuso infantil (a través de programas sobre la crianza de los niños, apoyo a la familia, etc.).
• Educación sexual y programas para enseñar a los adolescentes a criar a los niños.
• Programas de intervención temprana para niños y jóvenes violentos.
• Supervisión de la violencia que ven los niños en los programas de televisión, vídeos y películas.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Violencia En El “Pololeo”.


Se sabe que 3 de cada 10 “pololeos” adolecentes sufren algún tipo de violencia.
La violencia disfrazada de amor es casi invisible: los signos del maltrato durante el “pololeo” son desconocidos

Se sabe que 3 de cada 10 “pololeos” adolecentes sufren algún tipo de violencia.
La violencia disfrazada de amor es casi invisible: los signos del maltrato durante el “pololeo” son desconocidos para gran parte de las jovencitas, quienes los confunden con muestras de afecto que, en realidad, ocultan conductas controladoras sustentadas en la desigualdad entre los sexos.

La violencia en el “pololeo” comenzó a llamar la atención de las instituciones responsables recientemente. Desde la familia, y en un contexto más amplio de inequidad social, las y los jóvenes aprenden a relacionarse reproduciendo las desigualdades. Así, el “pololeo” puede convertirse en un caldo de cultivo para las actitudes violentas dirigidas, sobre todo, hacia las mujeres.

Pellizcos, celos, llamadas incesantes, chantaje emocional, insultos o incluso alguna bofetada son tolerados muchas veces por las adolescentes en nombre del amor.

La violencia en el “pololeo” ocurre en una relación amorosa en el que una persona abusa de otra física, emocionalmente y sexualmente para dominar y mantener el control. Desgraciadamente al estar enamorados en ocasiones nos hace perdernos un poco y no darnos cuenta de que ejercemos violencia o somos víctimas de ésta.
El maltrato a la pareja puede ocurrir en cualquier momento, desde la primera salida juntos o hasta transcurridos varios años de relación, pero su diferencia ante otros tipos de violencia es el proceso de socialización y adquisición de roles de género.
Las conductas violentas en las relaciones de pareja no formales no son percibidas como tales ni por las victimas ni por los agresores, pues generalmente se confunden maltrato y ofensas con amor e interés con la pareja.
En el “pololeo” la violencia puede adoptar múltiples rostros: insultos, gritos, amenazas, empujones, puntapiés, intimidaciones, castigos,...

para gran parte de las jovencitas, quienes los confunden con muestras de afecto que, en realidad, ocultan conductas controladoras sustentadas en la desigualdad entre los sexos.

La violencia en el “pololeo” comenzó a llamar la atención de las instituciones responsables recientemente. Desde la familia, y en un contexto más amplio de inequidad social, las y los jóvenes aprenden a relacionarse reproduciendo las desigualdades. Así, el “pololeo” puede convertirse en un caldo de cultivo para las actitudes violentas dirigidas, sobre todo, hacia las mujeres.

Pellizcos, celos, llamadas incesantes, chantaje emocional, insultos o incluso alguna bofetada son tolerados muchas veces por las adolescentes en nombre del amor.

La violencia en el “pololeo” ocurre en una relación amorosa en el que una persona abusa de otra física, emocionalmente y sexualmente para dominar y mantener el control. Desgraciadamente al estar enamorados en ocasiones nos hace perdernos un poco y no darnos cuenta de que ejercemos violencia o somos víctimas de ésta.
El maltrato a la pareja puede ocurrir en cualquier momento, desde la primera salida juntos o hasta transcurridos varios años de relación, pero su diferencia ante otros tipos de violencia es el proceso de socialización y adquisición de roles de género.
Las conductas violentas en las relaciones de pareja no formales no son percibidas como tales ni por las victimas ni por los agresores, pues generalmente se confunden maltrato y ofensas con amor e interés con la pareja.
En el “pololeo” la violencia puede adoptar múltiples rostros: insultos, gritos, amenazas, empujones, puntapiés, intimidaciones, castigos,...

domingo, 20 de noviembre de 2011

PUBERTAD.


Sí, la palabra es un poco rara - pero ¿qué es la pubertad? Pubertad es el nombre que se le da a la época en la que comienzas a desarrollarte y cuando tu cuerpo pasa por cambios que te convierten de niño en adulto. Estamos hablando de asuntos como las niñas desarrollando senos y los niños comenzando a parecer más como los hombres. Durante la pubertad tu cuerpo crece con más rapidez que en ninguna otra época de tu vida, excepto cuando eras un bebé.

Es importante conocer los cambios de la pubertad antes que comiencen a ocurrir. De esa manera, sabrás lo que debes esperar. También es importante recordar que todos pasamos por estos cambios. No importa donde vivas, que seas niño o niña, que te guste el helado de vainilla o el de chocolate; vas a pasar por esos cambios. No existen dos personas completamente iguales; pero lo que sí tenemos en común es que todos pasamos por la pubertad.

El momento del cambio

Por lo general, la pubertad comienza entre los ocho y 13 años de edad en las niñas, y entre los 10 y 15 años de edad en los niños. Algunos comienzan antes o después de esas edades, y los adolescentes pueden comenzar a ver cambios relacionados con la pubertad en cualquier momento durante esos años. Esto puede ayudar a explicar por qué algunos de tus amigos todavía parecen niños mientras que otros parecen más adultos.

Una de las primeras señales de pubertad es el crecimiento de vello donde no había anteriormente. Los niños y las niñas notan que les ha comenzado a crecer vello debajo de los brazos y en el pubis (alrededor del área de los órganos genitales). Al principio el vello es claro y escaso. Después, según pasan por la pubertad, el vello es más largo, más espeso, más rizado y más oscuro. Eventualmente, a los niños les comienza a crecer vello en la cara.

Cuando tu cuerpo comienza la pubertad, tu glándula pituitaria (una glándula en forma de guisante situada en la parte inferior del cerebro) comienza a segregar unas hormonas especiales. Dependiendo de si eres un niño o una niña, esas hormonas trabajan en diferentes partes del cuerpo. En los niños, las hormonas viajan por la sangre hacia los testículos - las glándulas en forma de huevos situados en el escroto (saco que cuelga debajo del pene) - y les hace comenzar a fabricar testosterona y semen. La testosterona es la hormona que produce la mayoría de los cambios en el cuerpo de los niños durante la pubertad, y los hombres necesitan semen para poder reproducir (ser el padre de un bebé).

En las niñas, las hormonas se dirigen hacia sus dos ovarios. Los ovarios contienen huevos que las niñas han tenido en su cuerpo desde su nacimiento. Estas hormonas hacen que los ovarios comiencen a fabricar otra hormona, llamada estrógeno. Juntas, estas hormonas preparan el cuerpo de la niña para comenzar la menstruación y poder quedar embarazadas en el futuro.

Los niños y las niñas comienzan a notar otros cambios cuando comienzan la pubertad. Algunas veces las niñas ven y sienten que de la vagina les sale un líquido incoloro. Eso no significa algo malo - es otra señal de los cambios del cuerpo y de las hormonas.

Los niños comenzarán a tener erecciones (cuando el pene se llena de sangre y se endurece). Algunas veces las erecciones suceden cuando los niños piensan en algo sexual o pueden suceder sin motivo alguno. Los niños también pueden tener algo llamado emisión nocturna (sueños mojados). Eso sucede cuando el pene se pone erecto mientras el adolescente duerme y eyacula. Al eyacular, el semen - líquido que contiene espermatozoides - sale del pene. Por eso los llaman sueños mojados - porque suceden mientras el adolescente duerme y su ropa interior y la ropa de cama pueden estar algo mojadas cuando despierta. Los sueños mojados ocurren con menos frecuencia según los adolescentes van pasando por la pubertad; desapareciendo por completo eventualmente. (Continuará)