miércoles, 30 de noviembre de 2011

Violencia En El “Pololeo”.


Se sabe que 3 de cada 10 “pololeos” adolecentes sufren algún tipo de violencia.
La violencia disfrazada de amor es casi invisible: los signos del maltrato durante el “pololeo” son desconocidos

Se sabe que 3 de cada 10 “pololeos” adolecentes sufren algún tipo de violencia.
La violencia disfrazada de amor es casi invisible: los signos del maltrato durante el “pololeo” son desconocidos para gran parte de las jovencitas, quienes los confunden con muestras de afecto que, en realidad, ocultan conductas controladoras sustentadas en la desigualdad entre los sexos.

La violencia en el “pololeo” comenzó a llamar la atención de las instituciones responsables recientemente. Desde la familia, y en un contexto más amplio de inequidad social, las y los jóvenes aprenden a relacionarse reproduciendo las desigualdades. Así, el “pololeo” puede convertirse en un caldo de cultivo para las actitudes violentas dirigidas, sobre todo, hacia las mujeres.

Pellizcos, celos, llamadas incesantes, chantaje emocional, insultos o incluso alguna bofetada son tolerados muchas veces por las adolescentes en nombre del amor.

La violencia en el “pololeo” ocurre en una relación amorosa en el que una persona abusa de otra física, emocionalmente y sexualmente para dominar y mantener el control. Desgraciadamente al estar enamorados en ocasiones nos hace perdernos un poco y no darnos cuenta de que ejercemos violencia o somos víctimas de ésta.
El maltrato a la pareja puede ocurrir en cualquier momento, desde la primera salida juntos o hasta transcurridos varios años de relación, pero su diferencia ante otros tipos de violencia es el proceso de socialización y adquisición de roles de género.
Las conductas violentas en las relaciones de pareja no formales no son percibidas como tales ni por las victimas ni por los agresores, pues generalmente se confunden maltrato y ofensas con amor e interés con la pareja.
En el “pololeo” la violencia puede adoptar múltiples rostros: insultos, gritos, amenazas, empujones, puntapiés, intimidaciones, castigos,...

para gran parte de las jovencitas, quienes los confunden con muestras de afecto que, en realidad, ocultan conductas controladoras sustentadas en la desigualdad entre los sexos.

La violencia en el “pololeo” comenzó a llamar la atención de las instituciones responsables recientemente. Desde la familia, y en un contexto más amplio de inequidad social, las y los jóvenes aprenden a relacionarse reproduciendo las desigualdades. Así, el “pololeo” puede convertirse en un caldo de cultivo para las actitudes violentas dirigidas, sobre todo, hacia las mujeres.

Pellizcos, celos, llamadas incesantes, chantaje emocional, insultos o incluso alguna bofetada son tolerados muchas veces por las adolescentes en nombre del amor.

La violencia en el “pololeo” ocurre en una relación amorosa en el que una persona abusa de otra física, emocionalmente y sexualmente para dominar y mantener el control. Desgraciadamente al estar enamorados en ocasiones nos hace perdernos un poco y no darnos cuenta de que ejercemos violencia o somos víctimas de ésta.
El maltrato a la pareja puede ocurrir en cualquier momento, desde la primera salida juntos o hasta transcurridos varios años de relación, pero su diferencia ante otros tipos de violencia es el proceso de socialización y adquisición de roles de género.
Las conductas violentas en las relaciones de pareja no formales no son percibidas como tales ni por las victimas ni por los agresores, pues generalmente se confunden maltrato y ofensas con amor e interés con la pareja.
En el “pololeo” la violencia puede adoptar múltiples rostros: insultos, gritos, amenazas, empujones, puntapiés, intimidaciones, castigos,...

domingo, 20 de noviembre de 2011

PUBERTAD.


Sí, la palabra es un poco rara - pero ¿qué es la pubertad? Pubertad es el nombre que se le da a la época en la que comienzas a desarrollarte y cuando tu cuerpo pasa por cambios que te convierten de niño en adulto. Estamos hablando de asuntos como las niñas desarrollando senos y los niños comenzando a parecer más como los hombres. Durante la pubertad tu cuerpo crece con más rapidez que en ninguna otra época de tu vida, excepto cuando eras un bebé.

Es importante conocer los cambios de la pubertad antes que comiencen a ocurrir. De esa manera, sabrás lo que debes esperar. También es importante recordar que todos pasamos por estos cambios. No importa donde vivas, que seas niño o niña, que te guste el helado de vainilla o el de chocolate; vas a pasar por esos cambios. No existen dos personas completamente iguales; pero lo que sí tenemos en común es que todos pasamos por la pubertad.

El momento del cambio

Por lo general, la pubertad comienza entre los ocho y 13 años de edad en las niñas, y entre los 10 y 15 años de edad en los niños. Algunos comienzan antes o después de esas edades, y los adolescentes pueden comenzar a ver cambios relacionados con la pubertad en cualquier momento durante esos años. Esto puede ayudar a explicar por qué algunos de tus amigos todavía parecen niños mientras que otros parecen más adultos.

Una de las primeras señales de pubertad es el crecimiento de vello donde no había anteriormente. Los niños y las niñas notan que les ha comenzado a crecer vello debajo de los brazos y en el pubis (alrededor del área de los órganos genitales). Al principio el vello es claro y escaso. Después, según pasan por la pubertad, el vello es más largo, más espeso, más rizado y más oscuro. Eventualmente, a los niños les comienza a crecer vello en la cara.

Cuando tu cuerpo comienza la pubertad, tu glándula pituitaria (una glándula en forma de guisante situada en la parte inferior del cerebro) comienza a segregar unas hormonas especiales. Dependiendo de si eres un niño o una niña, esas hormonas trabajan en diferentes partes del cuerpo. En los niños, las hormonas viajan por la sangre hacia los testículos - las glándulas en forma de huevos situados en el escroto (saco que cuelga debajo del pene) - y les hace comenzar a fabricar testosterona y semen. La testosterona es la hormona que produce la mayoría de los cambios en el cuerpo de los niños durante la pubertad, y los hombres necesitan semen para poder reproducir (ser el padre de un bebé).

En las niñas, las hormonas se dirigen hacia sus dos ovarios. Los ovarios contienen huevos que las niñas han tenido en su cuerpo desde su nacimiento. Estas hormonas hacen que los ovarios comiencen a fabricar otra hormona, llamada estrógeno. Juntas, estas hormonas preparan el cuerpo de la niña para comenzar la menstruación y poder quedar embarazadas en el futuro.

Los niños y las niñas comienzan a notar otros cambios cuando comienzan la pubertad. Algunas veces las niñas ven y sienten que de la vagina les sale un líquido incoloro. Eso no significa algo malo - es otra señal de los cambios del cuerpo y de las hormonas.

Los niños comenzarán a tener erecciones (cuando el pene se llena de sangre y se endurece). Algunas veces las erecciones suceden cuando los niños piensan en algo sexual o pueden suceder sin motivo alguno. Los niños también pueden tener algo llamado emisión nocturna (sueños mojados). Eso sucede cuando el pene se pone erecto mientras el adolescente duerme y eyacula. Al eyacular, el semen - líquido que contiene espermatozoides - sale del pene. Por eso los llaman sueños mojados - porque suceden mientras el adolescente duerme y su ropa interior y la ropa de cama pueden estar algo mojadas cuando despierta. Los sueños mojados ocurren con menos frecuencia según los adolescentes van pasando por la pubertad; desapareciendo por completo eventualmente. (Continuará)

sábado, 5 de noviembre de 2011

SI ERES PADRE…RECUERDALO.



Si un niño vive criticado,
aprende a condenar.

Si un niño vive en un ambiente hostil,
aprende a pelear.

Si un niño vive ridiculizado,
aprende a ser tímido.

Si un niño vive avergonzado,
aprende a sentirse culpable.

Si un niño vive con tolerancia,
aprende a ser paciente.

Si un niño vive con aliento,
aprende a tener confianza.

Si un niño vive estimulado,
aprende a apreciar.

Si un niño vive con honradez,
aprende a ser justo.

Si un niño vive con seguridad,
aprende a tener Fe.

Si un niño vive con aprobación,
aprende a valorarse.

Si un niño vive con aceptación y amistad,
aprende a encontrar el Amor en el mundo.

miércoles, 17 de agosto de 2011

¿TIEMPO FUERA O TIEMPO ADENTRO?


Las pataletas (y la forma de manejarlas) suelen ser una de las principales quejas que los padres reportan respecto de la conducta de sus hijos/as, especialmente durante los primeros seis años de vida. En general, una pataleta es entendida como una reacción descontrolada y no planificada de rabia y frustración que se expresa a través de una serie de conductas que pueden ir desde llorar, gritar, tirarse al suelo, hasta pegar, morder, y golpear/se. Evidentemente, mientras más descontrolada y extrema es la reacción del niño/a, más indicadora es de algún tipo de dificultad temperamental, emocional, familiar, genética, y/o contextual.

Todos los seres humanos (niños y ADULTOS) suelen hacer pataletas, lo que varía es la intensidad, duración y tipo de conducta que se realiza para expresar la rabia y frustración.

¿Cómo se manejan las pataletas?

Históricamente, el consejo práctico que los profesionales han dado se relaciona a ignorar la pataleta, no hacer caso a las peticiones del niño/a, y/o dejarlo en un lugar alejado hasta que se calme, por ejemplo, cuando se envía al niño a su habitación (Tiempo fuera), pero el tiempo ha demostrado que este tipo de técnicas provoca una serie de efectos negativos a corto y largo plazo, tanto en los niños, como en la relación con los padres.


¿Cuál sería entonces un manejo apropiado de las pataletas?

Más que Tiempo-Fuera, el mejor manejo sería un Tiempo-Adentro. El Tiempo-Adentro implica que, más que alejarse del niño y dejarlo solo, hay que quedarse con él/ella utilizando una serie de estrategias para que se calme. Esta estrategia tiene el fin último de comunicar al niño/a que los padres son seres protectores y contenedores en momentos difíciles (aspecto vital en toda estrategia sana de crianza). Más específicamente, algunas acciones concretas a realizar son:

1) Nunca descontrolarse en esos momentos (no gritarle, pegarle, decir malas palabras, o inferir malas intenciones).

2) Ponerse a la altura visual del niño/a: esto permite que él sienta menos estrés y poder autoritario de parte de los padres y pueda calmarse fácilmente.

3) Siempre trate de poner en palabras o comentar en frases breves y simples lo que está ocurriendo afectivamente en el niño (por ejemplo, “yo sé que te da rabia porque no quieres acostarte, pero tienes que dormirte porque ya es tarde”. Esto ayuda a que el niño aprenda en futuras ocasiones a comprender y verbalizar estas reacciones de descontrol.

4) Desviar la atención con algo agradable para el infante: es decir, mostrarle una alternativa que le guste (por ejemplo, ofrecer leer un cuento en vez de comer un helado a las 9 de la noche). Esto no solo calma al niño, sino que le enseña formas para calmarse en el futuro.

5) No tratar de enseñar temas de disciplina en el momento de la pataleta, ya que cuando uno se encuentra en estados afectivos negativos no comprende razones ni consecuencias (por ejemplo, “si te portas mal, no podrás salir mañana”), sino mas bien esperar a que esté más calmado y mostrarle que su conducta no es apropiada (obviamente, sin descalificarlo, culparlo, y/o ridiculizarlo).

En el fondo, el Tiempo-Adentro (a diferencia del Tiempo-Afuera) lo que hace es tratar de contener y enseñar al niño/a sobre su reacción, más que provocarle más malestar y establecer una autoridad basada en el poder innecesario con él/ella.

De mi experiencia, existen padres que asumen muy bien el Tiempo-Adentro ya que se dan cuenta que las otras estrategias suelen ser muy estresantes para los niños/as. Pero también existen padres que consideran que este tipo de crianza les quita poder y autoridad (como que la crianza con los hijos se basara en una relación asimétrica de acatamiento del poder), y otros padres consideran que ese tipo de estrategias no son muy ideales ya que toman demasiado tiempo y paciencia (pero los niños no tienen la culpa que sus padres no tengan tiempo).

En conclusión, cualquier estrategia de crianza que provoque más estrés y malestar en el niño/a es una estrategia que va a tener efectos negativos a largo plazo. En el caso de las pataletas, un consejo que se puede dar a los padres, madres y adultos, es que piensen durante un momento: ¿Cómo se sentirían si tratarán de expresarle a alguien que se sienten enojados, frustrados, tristes y esa otra persona NO los tomara en cuenta y los obligara a aguantar solos esa reacción emocional?