sábado, 16 de julio de 2011

No hace falta ser la súper niñera para "domar" a los niños


Yo no sé qué se debe sentir cuando te dicen: Felicitaciones aquí tiene a su hijo(a)!! Me imagino que el mundo te cambia totalmente y para siempre, y es que el tener hijos significa además de responsabilidades un lazo eterno de amor. El aprender a ser padres es algo difícil, no hay una receta para seguir al pie de la letra, y las experiencias personales también toman partido inconscientemente. En las distintas etapas de desarrollo de un hijo, ya sea desde la infancia hasta la adolescencia, el rol de padres debe ser constante y se aconseja demostrar siempre una autoridad de firmeza y ternura. Para el manejo conductual de los niños, tanto en el hogar como en todos los ámbitos de la vida, no debemos olvidar algunas sugerencias. En lo cotidiano hay claves para ello que son bastante efectivas si se aplican en forma permanente, estas son:

Nunca debemos formular preguntas inseguras como: ¿Cuántas veces debo pedirte que ordenes tu pieza? El adulto es la autoridad y las instrucciones deben formularse en forma segura: Pablito ordena tu pieza! El rogar para que los hijos hagan algo como: ¡Por favor anda a acostarte porque estoy muy cansada!, solo demuestra una imagen de padres débiles que da compasión.
Tampoco podemos ignorar la desobediencia, pues si esto pasa el niño sabrá que puede seguir desobedeciendo. El uso de descalificativos como “eres un tonto”, “por qué te portas así”, “eres un niño muy malo”, además de potenciar una mala autoimagen, transfieren toda la responsabilidad al niño, siendo también que el adulto no ha sabido controlarse y se pone al mismo nivel del niño.

¿Y cómo hacemos todo esto? Primero debemos hablar siempre claro, usar un lenguaje simple, instrucciones cortas y precisas, tono de voz seguro, lenguaje no verbal y respaldar las palabras con hechos: “Lo dicho, hecho“. Para los niños es muy importante confiar en lo que se les dice y debe existir siempre concordancia de las partes.
Es de suma importancia que ambos padres jamás se contradigan frente a los niños, ni se desautoricen. A la primera muestra de desacuerdo o boicoteo, el niño captará al padre más débil para usarlo como defensa.

Si se llevan estas claves en forma permanente, el manejo conductual de los hijos en el hogar es efectivo. Y lo más importante de todo es nunca olvidar ser firmes, pero tiernos a la vez.